La fuerza de voluntad

Ufff, hablar de la voluntad ahora… Que pereza, con lo bien que se está viendo la tele en el sofá… ¿Aplazamos la tarea? Pero si la posponemos, nunca mejoraremos, ni informaremos, ni trabajaremos, ni haremos nunca nada. ¿Queremos esto? ¿Queremos vivir entre la vagancia y la desidia? Vale, está bien, pongámonos en marcha.

Antes de comenzar, tenemos que pensar que dentro de los animales, los seres humanos son capaces de trabajar en algo para rendir en su desempeño, es decir, entrenamos para mejorar. Hay que dejar claro que las personas que tienen éxito en la vida son aquellas que buscan un crecimiento, un desarrollo o una progresión sea cual sea el ámbito en el que se mueva. Pero como todo camino, hay que iniciar el viaje dando un primer paso. Y de esto os queremos hablar en esta ocasión, porque para empezar a tener una buena rutina o constancia, debemos trabajar una fuerza bastante poderosa, a los que muchos han comparado con un musculo.

La voluntad es como la batería de un coche. Si la batería no quiere trabajar, el vehículo no se mueve. Una vez arranca, la batería se olvida y se presta atención al recorrido y manejo del coche. Pues que casualidad que las personas funcionamos igual. Debemos tener una batería en buen funcionamiento, para que una vez inicie el proceso de trabajo, nos olvidemos de ella y solo prestemos atención a la tarea. Este último proceso viene dado gracias a los automatismos. En tareas ejecutivas, estos automatismos suelen ser fáciles de distinguir. A todos nos ha costado conducir un coche o una bicicleta por primera vez, pero a partir de un cierto número de prácticas conseguimos hacernos con el manejo, siempre y cuando seamos constantes. Pasa igual con los hábitos o las rutinas. Un cambio cualquiera en la vida de una persona puede cambiar los patrones diarios. Este inicio será perturbador, pero conforme pasa el tiempo, se vuelve estable.

Muy bien, pero todo esto… ¿Qué tiene que ver con la fuerza de voluntad? Mucho. Si necesitamos un impulso para iniciar la actividad, debemos tener la constancia necesaria para propiciar un número considerable de “chispas” para que nuestra actividad se convierta en automatismo. Una ardua tarea en las que tendrás que recompensarte con refuerzos positivos o premios las primeras veces para que cuando haya pasado un tiempo, hayas añadido esa actividad a tu rutina de vida. Y es que cuando una rutina en tu vida se asienta, no realizas ningún impulso para comenzar a funcionar, se inicia solo y automáticamente. Acuérdate cuando vas a la ducha, te vistes o comes. Es rara la vez que tienes en mente no hacerlo y pones algún impedimento, puesto que ya está considerado como hábito. Por lo tanto, antes de meter la llave en el contacto, cuando tengas un objetivo piensa en cómo afectará a tu rutina en tu vida futura. Si es interesante y te gusta su visión, trabaja en ello, prémiate los días que consigues iniciar la batería y disfruta de su transcurso y finalidad. Como no podía ser de otra manera, visto el éxito de nuestras conmovedoras historias relacionadas con el tema, no hemos podido evitar la tentación y dejaros este regalo.

“Un arquero quiso cazar la Luna. Noche tras noche, sin descansar, lanzó sus flechas hacia el astro. Había veces que las nubes, la lluvia y el frío que helaba sus dedos no le dejaban apuntar bien. Sin embargo, él no cesaba en su intento. Otras veces los vecinos se burlaban de él. “Mirad lo que está haciendo. Intenta cazar la Luna. ¡Jajajaja!”. Inmutable, él siguió lanzando flechas. Nunca cazó la Luna, pero se convirtió en el mejor arquero del mundo.”

Como colofón, nos gustaría recalcar la importancia de cumplir lo que uno quiere, aunque le cueste un mundo realizarlas. Puede que otras personas no entiendan el por qué de tu objetivo, que se distancie de lo habitual o que no sea lo que todo el mundo hace. Puede que tú mismo consideres que nunca podrás cambiar tu guión, que todo está ya marcado y que nadie lo ha hecho de otra manera. Puede que tú tengas que ser esa persona especial que cambie el modo de pensar de los demás.